Por Nohemí Vilchis

La capacitación docente favorece a los docentes al actualizar y perfeccionar sus conocimientos y habilidades con el objetivo de mejorar la formación que ofrecen a sus estudiantes. La preparación de estos profesionales contribuye a una educación de calidad. Hoy en día representan una guía para los estudiantes, ya que con ellos aprenderán a identificar y entender las problemáticas del mundo, utilizar la tecnología y descubrir sus aspiraciones personales y profesionales.

Al consolidar la capacitación docente se asegura su crecimiento profesional, con la oportunidad de acceder a métodos y herramientas que les genere confianza para desenvolverse dentro aula y transmitir sus enseñanzas al alumnado. Además, equipar a los docentes con pedagogías modernas y estrategias se traduce en una óptima gestión de sus estudiantes aunado a mejorar la relación que tienen con ellos, familiares o tutores. 

Como describe Francisca Delia Sandoval Moreno en un estudio, la formación permanente del profesorado es una evidente necesidad. Al actualizar y desarrollar frecuentemente las habilidades en gestión, vinculación, pedagógicas e investigativas, se constituye una ruta crítica para preparar a los profesionales para agregar valor mientras educan a las nuevas generaciones. América Latina y el Caribe ha dirigido esfuerzos importantes para asegurar su desarrollo, no obstante, aún persisten brechas en la capacitación docente. 

Esta preparación tomó fuerza a partir de los noventa en la agenda de los gobiernos con reformas educativas, de manera que las áreas y direcciones de educación básica, media o inicial de cada país emprendió acciones específicas; pues aún no existían organismos específicos. 

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirma que la pandemia es un ejemplo que constató que los docentes no estaban equipados con las aptitudes necesarias para la educación remota. Además, indica que a partir de algunas evaluaciones regionales dirigidas por la Unesco, se puede determinar que es necesario mejorar las habilidades pegadógicas de los docentes; a fin de fomentar el aprendizaje y desarrollo de competencias en el alumnado.

Un análisis realizado por el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la Unesco sobre los sitios oficiales de los Ministerios de Educación de América Latina, señaló que distintos especialistas han mostrado a los gobiernos evidencias del fortalecimiento de la formación docente para enfrentar los desafíos educativos. Sin embargo, en algunos países aún es incipiente la oferta de programas y la investigación de su alcance para la capacitación continua del profesorado. 

En el caso de México, en 2023 las autoridades educativas hicieron un recorte al presupuesto destinado a la capacitación docente. Cada maestro contará con apenas 85 pesos mexicanos anuales para su preparación mientras que en 2016 el monto era de 1,644 pesos mexicanos por docente. 

La periodista Dulce Soto explica que este hecho contradice la promesa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de revalorizar el rol de los profesores del país. Igualmente, comparte un estudio realizado por las organizaciones Mexicanos Primero y Red Latinoamericana por la Educación (Reduca), el cual sugiere que el personal docente requiere de competencias para enseñar en un contexto con rezagos educativos y estudiantes que sufren afectaciones emocionales que influyen en su desempeño académico. 

«No solamente se gasta menos en formación, sino que la oferta de los cursos que damos es poco relevante y no se enfoca en que las y los maestros cuenten con las habilidades que necesitan para ser verdaderos catalizadores del aprendizaje», mencionó Laura Ramírez, investigadora y directora de Activación de Agentes en Mexicanos Primero.

Un programa prioritario de la SEP es el Programa de Desarrollo Profesional Docente, el cual desde 2014 brinda una formación continua a profesores en distintos niveles, pero su presupuesto también ha disminuido. Lo preocupante también es que si bien en 2022 se destinaron 249 millones de pesos para capacitar a los profesionales de educación, en la primera mitad del año solamente se utilizó el 0.2 % del presupuesto (600 mil pesos). 

Fátima Masse, economista especialista en inclusión, escribió para el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) que el 70 % del cuerpo docente de educación básica son mujeres. Además describe que la reducción del presupuesto aminora la posibilidad de invertir en temas de igualdad de género, convivencia pacífica escolar, uso de tecnologías de información y comunicación, impulso a la ciencia, incorporación de elementos de otras culturas, así como habilidades de gestión y liderazgo para quienes tienen puestos de supervisión o directivos. Lo anterior es relevante para mejorar el ambiente laboral docente, y por ende, implementar buenas prácticas para instruir al estudiantado. 

El estudio Dos años después: Salvando a una generación, elaborado por el Banco Mundial y Unicef, en colaboración con la Unesco, planteó cuatro medidas esenciales para recuperar el aprendizaje a corto plazo en función de los estragos causados por la pandemia. Una de estas medidas incluye valorar, apoyar y formar al personal docente. 

¿Qué opciones existen para el profesorado?
Ante los múltiples retos que se manifiestan en contextos educativos específicos de cada región, los docentes lidian con estos desafíos a la vez que entregan aprendizaje y conocimientos sus estudiantes. Siendo la figura que responde principalmente por la enseñanza dentro del aula, el enfoque en ofrecer recursos para apoyar su formación constante es altamente relevante. 

Por ello, presentamos algunas herramientas al alcance de los docentes que apoyan a su preparación y les ayudan a mejorar su contenido de clase. Las soluciones son parte de TPrize, la iniciativa que da respuesta a diferentes retos con el objetivo de reducir la brecha de habilidades hacia el mundo del trabajo, y el IFE Explora, un programa de incubación para emprendimientos educativos, ambas iniciativas del Institute for the Future of Education del Tec de Monterrey.