Mundo Nuevo lleva 53 años ofreciendo un proyecto educativo de gestión social en el barrio porteño de Villa Crespo que alcanza a cerca de 300 niños y niñas de jardÃn y primaria. Es una de tantas escuelas gestionadas por una cooperativa de trabajo que, sin embargo, no tiene marco jurÃdico especÃfico que contemple sus singularidades. Desde 2006 el artÃculo 13 de la ley 26.206 de Educación Nacional reconoce la gestión cooperativa y social, sin embargo, el sistema las clasifica en el vasto universo de las escuelas privadas. Pero si bien, en algún aspecto lo es, su dimensión dista mucho de aquellas. No solo por no tener fin de lucro en su fundamento (como toda cooperativa), sino también por el proyecto colectivo y horizontalista, que mientras resulta efectivo y convocante, paradójicamente presenta limitaciones a la hora de acceder a recursos que el mismo sistema ofrece.
“Básicamente es la gestión lo que nos distingue. Es una gestión democrática, horizontal. Yo ejerzo el trabajo de ser la directora de la primaria, pero soy asociada como todos mis compañeros. Y eso ya hace una diferencia la hora de pensarnos como colectivo, ni hablar de tomar las decisiones, de soñar el proyecto pedagógico”, describe Serena Colombo, integrante de la Cooperativa Mundo Nuevo hace 26 años, en la entrevista con Educación Debate, junto al maestro de grado, Camilo Carrizo Carbonell, miembro hace siete. Ambos integran un colectivo de 85 cooperativistas. “Las prácticas en nuestras escuelas podemos decir que abrevan en lo que propone la Escuela Nueva, de principios del siglo XX, donde los chicos son parte de también de esas decisiones. Los materiales los brinda la cooperativa, el espacio común es de todos. Son prácticas que empiezan entre nosotros y después siguen en el proyecto”, explican.
Serena Colombo: -Nuestro propósito es colaborar en la construcción de subjetividades que se encuentren en un mundo más humano, más colectivo, sabiendo que el conocimiento es algo que se construye, que se comparte, que además nos viene heredado, que uno puede soñar hacer cosas con otros, reunirse, ponerse de acuerdo, pelearse, volverse a poner de acuerdo. Que todo lo que hacemos en la escuela tiene un sentido, el que sea. La semana pasada en una de las rondas de convivencia que hacemos con los grados, un chico de segundo tenÃa muchas ganas de hacer un museo de aviones. Entonces, toda la ronda fue cómo nos organizamos para hacer un museo de aviones. Bueno, esto es algo que sucede todo el tiempo en la escuela. Los chicos sueñan cosas y lo que nosotros hacemos es el espacio para que eso suceda y se construya. El año pasado estuvieron cuatro meses viendo cómo hacer un álbum de figuritas de la escuela. Bueno, todo eso es algo que le da sentido estar en la escuela. También le da sentido un razonamiento matemático, un cuento clásico, pero todo eso es el amasado con otros, el pensarlo, el disfrutarlo. Queremos que los chicos tengan ganas de venir a la escuela y eso sucede. A nosotros nos da ganas de venir.
-¿Cómo lo trabajan con las familias?
SC: -Eso es algo que venimos construyendo, porque en un momento era: la escuela es la escuela y la familia es la familia, ¿no? En un momento nos empezamos a preguntar nosotros también; si nos pensamos como comunidad, ¿qué comunidad? Porque nosotros somos una cooperativa de trabajo. Los que tomamos las decisiones acá somos los trabajadores. Pero con las familias eso no era una posibilidad. Entonces empezamos a armar espacios de trabajo con las familias que nos permiten otro juego. Acá tenemos una feria de la economÃa social, la Coopada, que la organizamos entre familias y compañeros. Y se armó una cooperativa de familias autogestionada. No oficialmente, porque no tienen matrÃcula, pero ellos se autodenominan la “coope” de familia. Entonces, cada 15 dÃas nos reunimos con algunos de ellos a discutir cosas, pensar en conjunto.
SC: -Nosotros no somos asalariados, porque somos monotributistas, en tanto asociados a una cooperativa. Entonces, no hay salario y además venimos dando una lucha denodada en contra del salario como concepto. Sà remuneración por el trabajo, por supuesto. Pero hace muchÃsimos años ideamos un sistema de puntos que tiene que ver con la cantidad de horas cátedra que hace cada compañero o compañera. Tenemos un sistema de puntos donde repartimos el excedente.
-¿Pero se rigen con la paritaria de la Ciudad?
SC: -No, no necesariamente. Repartimos lo que hay. Tenemos una tabla de lo que nos parece digno. Nos ha pasado que no se pudo cumplir, en 2001, en un momento de muchas dificultades económicas, y lo que decidimos fue resignar la parte que les tocaba a los que más cobrábamos para que los que hacÃan la jornada completa pudieran tener al menos el equivalente a un salario mÃnimo. Después tenemos un espacio quincenal de trabajo de todos, que está remunerado desde hace años, y por esas horas de trabajo todos cobramos lo mismo.
CCC: -Hay algo ahà que tiene que ver con la lógica de trabajar sin un patrón, donde hay cosas que si no abordamos colectivamente, no suceden.
"No puede haber polÃtica pública para para algo que no tiene entidad."
-¿Cuál es el marco actual de funcionamiento?
SC: -Nosotros estamos detrás de dos leyes. Una es la reglamentación de la educación de gestión social, cooperativa y comunitaria a nivel nacional, que presentó Eduardo Toniolli, quien preside la comisión de asuntos cooperativos de la Cámara de Diputados. Después tiene media sanción el proyecto (de LucÃa Klug, Unión por la Patria, en la Cámara de Diputados de PBA) que establece que la provincia de Buenos Aires haga un registro, porque nadie nos cuenta. No sabemos cuántas escuelas de gestión social y cooperativa hay en la Argentina, porque en la estadÃstica hay solo dos cositas para tildar: gestión estatal, gestión privada. Entonces estamos tratando de que por lo menos esté ese registro, porque además no puede haber polÃtica pública para para algo que no tiene entidad.
-¿Cuál es la diferencia entre funcionar con marco jurÃdico especÃfico o sin él?
SC: -En principio para nosotros tiene que haber polÃtica pública especÃfica. Cuando yo voy a un encuentro de escuelas de gestión privada, me dicen "¿qué problema tenés con los maestros?". No tengo ninguno.
-Más allá de estos lÃmites existen dos federaciones de escuelas cooperativas.
SC: -Está FECEABA (Federación de Cooperativas y Entidades Afines a la Enseñanza de Buenos Aires), de CABA y provincia, y FeCEGeSoRA (Federación de Cooperativas y Entidades de Educación de Gestión Social de la República Argentina, que Colombo preside), nacional, pero son muy poquitas. El único registro que se intentó hacer por primera vez fue la época de (Nicolás) Trotta, con Alberto. Fue a instancias de Natalia Peluso. Pero era voluntario. Ahà se anotaron alrededor de 400 espacios educativos de todo el paÃs.
"Hay que pensar la escuela de vuelta con mucha más gente, con espacios diversificados."
-En CABA se ve un fenómeno en que los y las docentes se ven superados por una sobrecarga que tiene que ver con cuestiones administrativas, ¿cómo es eso en el sector cooperativo?
-Tareas administrativas, no sé, pero la sobrecarga laboral la tenemos todos los seres humanos de la República Argentina y del mundo en este momento. Yo no podrÃa decir que nosotros no tenemos mucho trabajo, porque es más, nunca alcanza. Pero además se implementan polÃticas con cero presupuesto. Por ejemplo, desde que empezó toda esta movida de la inclusión, que ya es una palabra horrible porque implica que hay un “excluido” que hay que meter adentro, lo que está pasando es que estamos inventando cosas para ver cómo hacemos para que la cosa funcione. La escuela inclusiva no es meter adentro de la estructura graduada común pibes que no pueden estar ni todas esas horas ni de ese modo. Y yo no digo que no haya que hacer algo. Lo que pasa es que para mà hay que pensar la escuela de vuelta. Si vamos a hacer eso, y me parece bien, hay que pensar la escuela de vuelta con mucha más gente, con espacios diversificados.
-Voy a contar dos cosas que que me pasaron hace poco. Una que tuve una reunión con una familia de una nena que entró a primer grado este año que una noche le dijo a su mamá y a su papá, "¿Por qué no me trajeron al jardÃn a Mundo Nuevo?" Y la mamá le dice, "Bueno, pero yo te llevé un jardÃn muy lindo." “SÃ, pero son años de mi vida que no estuve en Mundo Nuevo”. Y otra, una nena que entró en tercer grado este año, que venÃa de una experiencia no muy buena en otra escuela, e invitó a una compañera a su casa y estuvieron charlando, qué sé yo y y ella le contó lo que no le gustaba de la escuela de donde vivÃa, algunas cosas que le habÃan pasado, que no le habÃan gustado. Al dÃa siguiente esta nena ve a su amiga conversando con las otras chicas y chicos del grado, entonces en un momento se le acercan todos y le dicen: "fulanita, nos contó lo que te pasó en la escuela. Nosotros te queremos decir que eso acá no te va a pasar nunca". Digo esto para que vean que hay algo ahà de mirarse, de encontrarse con otros que no es una simple declamación, que es algo que nosotros practicamos todo el tiempo entre nosotros. La institución escolar en este contexto en este momento histórico es impresionantemente potente, porque es el lugar en donde nos encontramos, nos miramos a la cara, aprendemos cosas, jugamos… aprovechemos este espacio para eso, para encontrarnos, para aprender, para estar juntos, para organizarnos. La comunidad organizada se empieza a construir en la escuela, aprender a organizarse empieza acá.
Fotos: Javier Vogel