El PAEByT es una experiencia tan notoria que se extiende hasta en estos dÃas. Es un espacio de encuentro y una de las tantas chifladuras argentinas tan presentes en la historia de la educación.
La idea de “encuentro” está muy presente en la educación de jóvenes y adultos. Y en esos que se realizan en los márgenes, resulta es mucho más notoria la decisión de maestros y estudiantes de mantener esos espacios.
Quienes deciden ir a los bordes y encontrar aquello que alguna vez aprendimos en la Escuela Normal, el rescate de la educación popular.
Son los docentes, con una decisión fuertemente polÃtica y, en el ejercicio de una especie de decálogo de la virtud de ser maestro, quienes deciden ir a los bordes y encontrar aquello que alguna vez aprendimos en la Escuela Normal, que es el rescate de la educación popular.
En el PAEByT hay una decisión pedagógica, pero al mismo tiempo ideológica, filosófica y religiosa en algunos casos, de pugnar por la igualdad. Eso es algo que se expresó siempre, desde la época en la que empezamos a trabajar, allá lejos, en la isla Maciel, mediante el encuentro con la educación popular y la educación de jóvenes y adultos: la educación social.
TodavÃa, el PAEByT resuena como una experiencia social, cultural, filosófica y por lo tanto, de polÃtica educativa. Es también un capricho tremendo que tienen las y los docentes, porque ser maestro es muchas veces ser caprichoso, sobre todo si se trabaja con jóvenes y adultos.
A lo largo del tiempo, el PAEByT demostró ser una experiencia no solamente solidaria, sino de respuesta a esas personas con las que el paÃs no cumplió dejándolas al margen. Se trata de saltar la injusticia de tantos años. Esa que no le permitió a jóvenes y adultos pasar por la escuela.
Esa idea estaba negada, incluso por la propia escuela, donde la deserción escolar era la respuesta también a tanta normativa difÃcil de sostener.
El PAEByT fue para mà una experiencia pedagógica excepcional que me demostró una vez más que siempre se aprende. Esa idea estaba negada, incluso por la propia escuela, donde la deserción escolar era la respuesta también a tanta normativa difÃcil de sostener.
El PAEByT tiene algo distinto a la escuela nocturna. Abre la puerta a quienes estaban a un lado, y no sólo por una cuestión de técnica pedagógica. No importa de dónde venÃs, no importa cómo es tu familia, no importa cómo vestÃs o si no tenés útiles. Siempre vamos a dialogar y encontrar lo mejor de cada persona.
No es solamente una cuestión de bondad, de ideologÃa, de sociabilidad o igualdad. Hay una técnica pedagógica en la relación con cada persona que llega al PAEByT. No se trata nada más que de aprender a leer o escribir o de terminar la escolaridad. Lo que impera es el afecto que implica la comprensión de la igualdad.
Cuando me sumé a estas experiencias venÃa de trabajar en una de las llamadas “escuelas diferenciales” desde la década del ‘50. HabÃa sido una experiencia formidable y realmente muy difÃcil en la que aprendà que todo el mundo podrÃa aprender de todos, y que todo dependÃa de la amplitud del maestro en encontrar el circuito que permitiera ayudar.
No importa la alfabetización. Lo digo en voz alta. Lo que importa es hacer del espacio educativo un espacio de protección social, de afecto con mucha tentación por parte de los maestros.
Hallar la posibilidad de que ese hombre, ese muchacho, esa muchacha puedan encontrar la alegrÃa de la educación.
Son los docentes quienes tienen que encontrar una perspectiva psicopedagógica para entrar y romper un silencio que viene desde la infancia y hallar la posibilidad de que ese hombre, ese muchacho, esa muchacha puedan encontrar la alegrÃa de la educación.
Nota de la Redacción
El Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo para Jóvenes y Adultos de la Ciudad de Buenos Aires fue creado por el Estado Nacional en 1985. El PAEByT lleva adelante un proceso que va desde la alfabetización hasta la terminalidad de la educación primaria destinada a jóvenes y adultos desde los 14 años.
El Programa, incorporado por Ley 3623 al estatuto docente porteño, está presente en 70 centros educativos que funcionan en espacios comunitarios e instituciones: comedores, capillas, asociaciones de vecinos, organizaciones sociales, hogares de jóvenes, jardines comunitarios y sindicatos, entre otros.
Las fotos que ilustran esta nota son de https://www.facebook.com/paebytcaba
LA AUTORA

También Integró el Centro Editor de América Latina (CEAL) y fue la primera delegada mujer de la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires).