Además de las y los diputados y senadores de la mayorÃa de los bloques de la oposición, los otros grandes ausentes en la inauguración del perÃodo legislativo 2025 fueron el balance y los anuncios en materia de Educación y Cultura por parte del presidente Javier Milei.
Fue tan evidente la omisión de esos conceptos que entre las 8360 palabras que pronunció en un Recinto notoriamente diezmado, el mandatario no usó en ninguna oportunidad los términos “educación”, “cultura”, “escuela”, “estudiantes” o “docentes”.
La excepción fue la palabra “universidad” que apareció tres veces en el discurso presidencial. Las dos primeras para citar el trabajo de un economista de la Universidad Di Tella referido mediciones en materia de polÃtica fiscal. La tercera, (a no ilusionarse) no fue ni para referirse a cuestiones pedagógicas ni presupuestarias, sino para plantear nuevamente una polÃtica de arancelamiento.
“Queremos que aquellos extranjeros que estén de forma transitoria o temporaria en nuestro paÃs tengan que pagar los servicios que utilizan. También debemos permitir a las universidades cobrarles a quienes no son residentes permanentes; asà como es necesario endurecer severamente las condiciones de deportación para los extranjeros que delinquen”, leyó Milei.
De esta manera, la única referencia a la universidad pública amontonó en una misma frase a los extranjeros que llegan al paÃs para estudiar junto con aquellos que cometen delitos.
Una selección cuidad de las palabras
A lo largo de los 75 minutos que duró su presentación, el Presidente repitió 23 veces “inflación”, dijo “déficit” en 14 oportunidades, “economÃa” 16 y “económico” 14 veces.
El discurso del 1 de marzo en el Congreso se enmarcó en la misma lÃnea que Javier Milei puso en práctica durante los primeros quince meses de gestión. Durante este tiempo degradó al Ministerio de Educación al rango de secretarÃa; decidió que la Paritaria Docente ya no sea el ámbito para discutir salarios y condiciones de trabajo; se enfrentó con las universidades públicas; y dinamitó la Educación Sexual Integral (ESI), entre otras “polÃticas públicas”.
Ante una Asamblea Legislativa desnutrida, el Presidente reivindicó el ajuste económico, el fin de la obra pública y el despido de decenas de miles de trabajadores estatales. Apostando a reafirmar aquel concepto que sostiene que “lo que no se nombra no existe”, decidió ignorar cualquier tema referido a la Educación y la Cultura.